top of page

.

 

 

Seguramente no haya mayor tristeza que la añoranza de un tiempo pasado y feliz, así como la imposibilidad de regresar a él. Los recuerdos de lo vivido y disfrutado, en un tiempo actual que se presenta tortuoso y difícil pueden horadar el alma. En consecuencia, no hay nada más triste que un tiempo feliz pretérito. Ni nada más dañino que el sentimiento nostálgico.

 

La obra de Virginia Rota, con una acertada sensibilidad, propia de aquellos que entienden y experimentan esta sensación, conjuga literatura, fotografía y pintura para plasmar ese sentimiento primario, esa saudade tan ambigua y compleja mediante retratos de personas desconocidas que, de algún modo, acaban por fusionarse y configurar un imponente autorretrato intimista.

 

Saudade es una obra completa y redonda porque es transversal, porque no se limita a las posibilidades que le brinda la fotografía y aúna las virtudes que le ofrecen tanto la literatura como la pintura. Casi de modo gradual, intrincado, una disciplina da paso a la otra, no sólo para enriquecer el mensaje, sino para hacerlo más profundo, más intimista, más perfecto.  

 

El primer nivel lo compone la fotografía, por ser la técnica y el soporte. Sobria, elegante, sin distracciones que alejen al espectador del mensaje importante y enfrentándolo directamente con lo que se pretende decir. Es imposible no asociar el carácter introspectivo de la obra con autores como Bill Henson, con sus atmósferas cargadas y emotivas, casi como una tormenta contenida justo en el momento exacto de romper a llover. Porque esa contención, tan palpable en Saudade, es casi dolorosa, como la aceptación de algo que no deseáramos aceptar pero que la realidad, con su frialdad habitual, obliga a hacerlo.

 

El segundo de los niveles es el pictórico. No sólo es notable la herencia retratística del óleo o el carácter psicológico de los personajes, sino también ciertos ecos, si se quiere de manera tangencial, de la soledad reinante en los cuadros de Hopper, o del tenebrismo inseparable de la obra de Caravaggio. Todo muy suave, todo muy sobrio, muy quieto. Como la pena, como la melancolía que atenaza sigilosamente casi sin darnos cuenta. Personajes que son absolutos protagonistas de la obra, enfrentados a unos fondos neutros, opacos, casi metáforas de la pérdida y de la nada, casi en estado permanente de espera de un tiempo mejor que no volverá. Tal vez lo más terrible sea la seguridad y la concienciación de ello, donde no hay posibilidad alguna de redención y donde la opción de deshacerse de él nos es negada.

Saudade.

VIRGINIA ROTA

 

COMISARIADO DE NORMA BLANCO

Biografía:

 

Virginia Rota nace en Málaga en 1989, donde estudia Licenciatura de Psicología. Mientras cursa su último año de carrera comienza a hacer fotografía y a mostrar su trabajo en exposiciones colectivas; finaliza sus estudios y se muda a Madrid con 23 años donde reside actualmente. Allí estudia un Máster en cine experimental y documental y comienza a trabajar en su serie de retratos llamados Saudade. Virginia ha participado en multitud de exposiciones colectivas como "Saudade" en la Ehko Gallery de Santiago de Chile, GuatePhoto2015 en Guatemala, Incubarte2015 en Valencia, "Los amigos Invisibles" en el Museo Thyssen de Málaga o "Vidas Cruzadas" en la Galería Paula Alonso de Madrid. Individualmente ha expuesto en la Galería Art Deal Project de Barcelona, en la Mondogalería de Madrid participando en PhotoEspaña 2016 o en la Galería La casa Rosa de Málaga entre otras. Entre sus premios caben destacar el primer premio de Nexofoto 2016 o el primer premio de MalagaCrea 2015.

 

sitio web

El tercer nivel sería el literario, las historias que hay detrás de los personajes. Alguien sostuvo una vez que cada persona mantenía una lucha interna de la que no sabíamos nada. La multitud de historias, de interpretaciones y de relatos que pueden dar lugar al contemplar retratos de personas que nos son ajenas es como una novela llena de misterio. La vida en sí misma es literatura, los devenires, los giros, las experiencias, todo nutre de contenido a la historia de nuestras vidas. Personajes que para Virginia Rota eran desconocidos y que fueron fotografiados en la intimidad de su hogar, relacionándose con ella, mostrándole sus vulnerabilidades, sus deseos, su amargor y sus miedos. Capturado todo ello en un instante, la historia de sus vidas en una fotografía con tintes pictóricos.

 

Saudade a fin de cuentas, es una obra sobre el dolor que logra empatizar sobremanera con aquel que la contempla, pues conjuga los miedos por todos compartidos y en todo momento experimentados: estar solos, no querer estarlo, recordar, añorar, desear, necesitar y no ser capaces de avanzar.

 

Un trabajo privado, reflexivo, creado a lo largo del tiempo, confesado intuitivo por la propia autora que mezcla tradición y modernidad, el concepto de lo sublime y del pathos, con una sencillez en la forma que contrasta con la exquisita complejidad en el fondo.

 

 

 

Norma Blanco

Enero 2017

bottom of page