top of page

Después del click

el silencio

el vacío

la nada blanca.

 

Un  click como una palmada

como el primer paso que inicia una danza.

 

Con solo un click

luz del alba

trino del pájaro

flor en la rama.

 

Click de la acción y la resonancia

creación

destrucción

la vida puesta en marcha.

 

Cayetano Limorte 

 

kālā

MIKHA-EZ

 

TEXTOS DE CAYETANO LIMORTE Y MIGUEL CERECEDA

Una imagen vale más que mil palabras

 

En 1983 pronunció Paul de Man una serie de conferencias en la Universidad Cornell, de Nueva York, dedicadas a problemas de la interpretación literaria. La última de dicha serie, titulada “Conclusiones: La tarea del traductor de Walter Benjamin”, estaba destinada, tal como su título sugiere, a extraer una serie de conclusiones relativas a la imposibilidad de la interpretación. Para ello, De Man tomaba como ejemplo y como punto de partida la tesis de Benjamin según la cual toda traducción es imposible. Para corroborar dicha tesis De Man hace el divertido ejercicio de examinar las distintas traducciones del texto de Benjamin al francés y al inglés, verificando no sólo la incompatibilidad entre unas y otras, sino —lo que es más divertido— mostrando incluso cómo el traductor llega a negar explícitamente lo que el texto de Benjamin afirma, y viceversa.

 

En 1991 se tradujo al español, en la editorial de la Universidad de Puerto Rico, el libro de Paul de Man titulado Blindness and Insight¸ con el título Visión y Ceguera: Ensayos sobre la retórica de la crítica contemporánea. El título del libro tomaba una decisión con respecto a la traducción del concepto Insight. Entendido, por yuxtaposición al concepto Blindness, simplemente como “visión”. Insight, sin embargo traduce propiamente el concepto de ver hacia, y específicamente hacia el interior de uno mismo: intuir. El diccionario Collins dice de Insight que es: “the ability to perceive clearly or deeply; penetration”. Y por tanto, propiamente, la primera acepción del Insight es la visión interior. Intus-ire, de donde procede la palabra intuición, quiere decir propiamente “ir hacia el interior”. La intuición por excelencia es la visión interior de uno mismo: el γνῶθι σεαυτόν socrático, el noli foras ire agustiniano.

 

El concepto de intuición tiene sin embargo en la tradición filosófica un doble significado. Por un lado se trata ciertamente de una visión interior, una especie de comprensión íntima de las cosas, como cuando se habla de “intuición femenina”, que es un saber inmediato que se supone que sabe algo, pero que no sabe sin embargo por qué lo sabe. Por otro lado, la intuición heredó el sentido kantiano de la palabra, como todo objeto inmediato de la conciencia. Sensaciones, sentimientos y emociones, se convirtieron todas ellas en intuiciones, al no estar mediatizadas por el concepto.

 

Con el extraño nombre de Kãlã, el artista Mikha-ez nos presenta una obra carente de palabras de conceptos y de significado, que parece una imagen pura de la intuición. Kalã es la palabra que, en sánscrito, designa al arte en general. Se cree que Krishna posee sesenta y cuatro tipos de artes, entre los que se encuentran el arte de pintar, el de cantar y el de tocar diversos instrumentos; pero también el de hacer la cama, el de la metalurgia y el de la carpintería. La obra, que pretende por tanto con su nombre ser una meditación acerca de la esencia del arte, tiene sin embargo una apariencia desconcertante, para tan alta pretensión. Se trata de un flash, un mero golpe de luz, un gif de apenas ocho segundos de duración, en el que una nebulosa verde-azulada, surge lentamente de la nada, del puro blanco de la pantalla, y después se desvanece y retorna al blanco. Por así decir, se trata de una intuición sin concepto. No dice nada, y tampoco parece querer decirnos nada.

 

Kant decía que los conceptos sin intuición son vacíos, pero que las intuiciones sin concepto son ciegas. Se trata entonces de una intuición ciega —pura luz, pura visibilidad—, en la que se quisiera evitar la palabra, el concepto y aún más —según explícitamente reconoce el artista— el simbolismo.

 

Pero una intuición ciega parece en sí misma una contradicción. Pues la intuición es la forma misma de la visión (Insight), y aún más, la visión es su forma privilegiada, basada precisamente en la visión directa (la evidencia). Y sin embargo lo cierto es que, donde sólo hay luz, allí también reina la ceguera. No es posible ver sin sombra y sin obstáculo. En la luz absoluta no se ve nada. No hay nada que ver.

 

La imagen de luz de Mikha-ez es semejante a esto. Se trata de una imagen de la luz. Pero la luz misma no es representable. No hay imagen posible de la luz. Por el contrario, es la luz la que hace posibles las imágenes. Se trata por tanto de la representación visual de una paradoja. Se trata de forzar al arte, sin palabras, a representar los propios límites de la representación. Blindness and Insight.

 

Es posible que, en la cultura de la imagen que nos ha tocado vivir, una palabra valga más que mil imágenes. Estamos ya tan inundados por ese torrente visual de imágenes que nada significan, que a veces la palabra ilumina más y permite ver mejor que mil imágenes. No es nada fácil interpretar una obra. Mucho menos, traducir a palabras y conceptos algo que deliberadamente excluye la palabra y el concepto. Un puro fogonazo, sin palabras, se presenta aquí como imagen de la intuición pura. No quiere decir nada. No quiere significar nada. Podemos dejarla fluir e ignorarla en su mera fugacidad. Podemos sin embargo también tratar de pensarla en su insignificancia, porque tal vez, en su modesta pretensión de insignificancia, se encierre la extraordinaria ambición de pensar así la esencia misma del arte.

 

Es cierto que esto de “pensar la esencia del arte” suena un poco extraño y extemporáneo. Como si de una heroica tarea heideggeriana se tratase. Sin embargo lo cierto es que, en esta obra, Kãlã, se trata de reflexionar sobre los límites de la representación. Tratar de establecer los límites no es más que delimitar o definir. Definir lo que puede representar el arte no es sino establecer su concepto. Establecer el concepto de arte es lo mismo que tratar de pensar lo que el arte propiamente sea: es decir, su esencia o su concepto. No hay mayor metafísica en este asunto.

 

Pero lo cierto es que la obra es enjundiosa en su aparente inocencia. Tan sólo quiere pensar la posibilidad de una representación pura, y por tanto se nos representa como intuición pura o intuición ciega. Kant solamente reconocía la posibilidad de dos intuiciones puras: el espacio y el tiempo. Y menos mal que no hay mayor metafísica en este asunto. Porque el análisis de esta cuestión, en relación con esta obra aparentemente insignificante de Mikha-ez, nos llevaría seguramente hacia derivas filosóficamente muy complejas. Si tan sólo dejamos de lado el problema de la autorrepresentación de la representación, el análisis conceptual sin embargo se complica. Dejémoslo aquí, por tanto.

 

 

Miguel Cereceda

 

bottom of page