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Devenir entre signos

COMISARIADO DE CARLOS MOZAS

manchas le brindan según van naciendo, observando en ellas​

caracteres sobre los que reflexionar. Para ello se apoyará en la lectura de una serie de escritos teóricos fundamentados en la ciencia del signo, semiología según Ferdinand de Saussure, el cual será un referente en sus lecturas y un apoyo en el entendimiento de su obra.

Para entonces, la incorporación de signos concretos y su intento de negación (como la representación del alfabeto Braille sin volumen) marcarán una senda en la que el uso de letras de la caligrafía occidental, siendo los elementos más reconocibles de nuestro lenguaje, acapararán un papel principal donde una carta sin aparente mensaje no deja de ser un elemento de comunicación que, por un medio u otro, trata de decirnos algo.
De la misma manera se muestran sus carteles optométricos donde realiza juegos de palabras en los que la percepción y la capacidad de lo que llegamos a ver y entender cobran un doble sentido. Y es en ese punto cuando, junto con en el uso de ese lenguaje de signos, vuelven a reaparecer reminiscencias de las formas con las que hubo comenzado, quizás en una necesidad de mayor pureza o de vuelta a los orígenes ante la necesidad de abandonar contagios, para quedarse en formas esenciales que nos recuerdan, según el propio artista, a lo más primigenio, a lo celular.
Asimismo, se irá centrando técnicamente cada vez más en el control, uso y secado de barnices y disolventes, dejando atrás la superposición de arpilleras y telas que tanto nos podían recordar estéticamente a obras de la primera abstracción española, simplificando en forma y mensaje en una búsqueda que, aunque circular como estas últimas piezas reflejo de las idas y venidas, no acaba nada más que comenzar.







Carlos Mozas Rueda.

19 de marzo de 2013. Salamanca.

MANUEL PRENDES

Palabras del autor

Supone para mí una oportunidad idónea el hecho de inaugurar esta web y su proyecto. Un proyecto por el cual obtuve diversos puntos de vista críticos que de otro modo no hubiera conocido, siendo por tanto, contrastes enriquecedores y constructivos dentro del inseguro progreso de quien comienza a caminar. Dado que dicho proceso se basa en la experimentación, la línea general de la exposición alberga altibajos, rectificaciones, errores y aciertos que en suma constituyen un conjunto de pequeños éxitos con baches y carencias. Precisamente esos problemas, parte inseparable de la creación, son los que quisiera resaltar en este espacio; somos estudiantes, jóvenes e inseguros, cometemos errores, pero su mera existencia no ha de lastrarnos ni convertirnos en seres herméticos con miedo a exponerse ante una crítica edificante. Considero que el apoyo ofrecido por plataformas como esta ha de servir para que conozcamos los planteamientos de los círculos próximos, para que nos empapemos aún más de lo que realmente nos gusta, para que en definitiva, nos beneficiemos de un crecimiento mutuo que muchas veces ignoramos y supone una preciosa fuente de conocimiento.



Manuel Prendes

18 de marzo de 2013. Salamanca

Con un punto de partida claro pero sin un final intencionado ni aspirado, nuestra primera exposición es reflejo del devenir en la búsqueda de la comodidad y el gusto en torno al trabajo personal y creativo, aparentemente inherente al camino de un artista y a su juventud. Un período donde los cambios y la experimentación empiezan a pasear de la mano volcando por primera vez las influencias teóricas y prácticas que, hasta ahora, no habían querido ver la luz. Quizás sea esta relación, tan próxima en frescura y experimentación con este mismo espacio expositivo, lo que hizo ver en estas obras un nexo de unión perfecto para, juntos, artista y plataforma, empezar esta andadura.
Devenir entre signos es un recorrido experimental en el que los cambios se van sucediendo en función de múltiples y variables necesidades. Esta búsqueda continua de ir más allá en el qué decir y cómo hacerlo nace a través del encuentro con una obra revelada al artista (Caída de los ángeles rebeldes, Luca Giordano, 1666) sobre la que el artista siente la necesidad de trabajar adentrándose en su profundidad. A partir de este momento, irá reconociendo una serie de elementos, una dualidad entre la lucha del bien y el mal donde cada parte parece tener designado por convención social unas formas o signos que nos ayudan a entender el mensaje.
Llegado a este punto, comienza una síntesis y abstracción donde la circunferencia, perfección casi divina, junto con el punzante triángulo inician una disputa en la que, el artista, verá la necesidad de abandonar cualquier convención en torno al signo para ir en busca de lo primigenio, de los elementos más puros, dudando entre la representación del vacío, que podemos apreciar en algunas de sus obras, o las posibilidades que las posi
 

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