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izquierda. Curiosamente ya Heráclito entendía que el mundo es la creación de un niño, de un dios-como-niño, inocente, torpe, asociando la escritura con la mano izquierda, un impulso una necesidad. Quizás esto lo aproximara y le hiciera encontrar un mayor gusto por artistas como los americanos Basquiat y Twombly o el alemán Baselizt, donde lo primitivo, la abstracción y la figuración no imitativa conviven, siendo ejemplos determinantes para entender estas obras.

En estas piezas los sonidos, en un acto casi sinestésico, cobran forma y articulan colores, creando un lenguaje que palpita en pinceladas brutas, como notas en una partitura musical. Las piezas y dibujos donde las formas son más punzantes y las tonalidades más grises, son reflejo de los ruidos, humos y tensiones que se nos clavan a diario en la gran ciudad. Son, según el pintor, pirañas, aviones, tecnología, masculinidad desprovista de vida humana. En contraposición, fundamentado quizás por ese malestar, en una búsqueda por la paz y la calma, encontramos cunas, camas, formas circulares como úteros maternos, de colores pastel, asociados al hogar y a la protección, influenciados ahora por la calmada  música de la islandesa Olof Arnalds en unas nanas cantadas a su hija. Esta contraposición entre lo calmado y lo estridente, lo masculino y lo femenino, irá poco a poco articulándose y compartiendo espacio en sus últimas obras bajo la influencia sensorial de la música jazz como motor conductor de los impulsos de su pincelada. En estas últimas, como pueden ser sus “higueras”, la idea de fecundidad muerta inherente a este  fruto, sirve de pretexto para hacer girar armoniosamente todos los elementos citados con anterioridad, en unas obras donde la línea que separa la pintura del dibujo parece desaparecer, mientras el uso del óleo y el lienzo cobra importancia, primando en estas obras como lo ha hecho a lo largo de toda la historia.



Carlos Mozas Rueda.

21 de Abril de 2013. Salamanca.

"Los burgueses cultivados suelen exigir a la obra de arte que les «dé» algo. Ya no se indignan con lo radical, sino que se repliegan en la afirmación impúdicamente modesta de que no entienden."​

Theodoro Adorno.

Cuando lo marginal se institucionaliza, en la cuestión artística me refiero,  o es aceptado por las esferas culturales, pierde aquella idea primigenia y primitiva, tan estéticamente primitivista,  para convertirse en prisionera de un camino con difícil salida.


“Si obtengo aprobaciones, deduzco de ello, en lugar de alegrarme, que las obras mostradas no responden, como yo había querido, a criterios verdaderamente diferentes a los habituales” decía Dubuffet, quien curiosamente años más tarde sería referente para los neoexpresionistas, principalmente alemanes, quienes encontrarían, dentro de ese gusto tan posmoderno de sacar del baúl, en este artista y otros, una nueva forma pictórica sobre la que trabajar.


Deudor ahora de todos ellos, e inmerso en el dilema antes planteado, aparentemente resuelto, se encuentra el artista de esta nueva exposición para quien el arte puede entenderse dentro y fuera, plasmado en un lienzo o en una pared abandonada en la calle. Quizás por eso mismo sus obras son tan similares independientemente del lugar en el que son concebidas y se pueden encontrar, aunque la finalidad de las mismas sea dispar. Si bien entiende el arte en la calle como un modo de reivindicación y activismo, las obras que aquí se muestran le sirven para la experimentación personal, encontrando unas formas y colores con los que estéticamente sentirse cómodo. Unas formas primitivas, con las que se encontró más profundamente tras romperse la mano derecha y verse obligado a practicar con la 

* FOTOGRAFÍA NO REALIZADA POR 3K ART

Brut Sinestesia

ELOY ARRIBAS

 

COMISARIADO DE CARLOS MOZAS

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